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Actividades de verano: aprender desde el ocio

 

Esta semana el curso escolar dará paso al verano para la alegría de muchos niños, ¡y no es para menos! Dos meses y medio para perder de vista el pupitre, sin madrugones y sin profes… ¿Pero deben olvidarse también de los deberes durante el periodo estival? ¿O hay actividades de verano que puedan realizar para reforzar lo aprendido?

Aunque el verano debe ser, ante todo, una fase de descanso para los niños, los expertos ven adecuado que aquellos pequeños que necesiten reforzar su aprendizaje también desempeñen tareas de lectura y de escritura de modo lúdico. 

Los argumentos a favor son claros: las vacaciones son muy largas y el niño pierde hábitos e incluso hasta conocimientos. Algunos profesores dicen que, incluso los buenos estudiantes, parece que han “reseteado” su cerebro al comienzo de curso.

Por ello “no es bueno desconectar completamente”. Pero incluso aquellos que están a favor de los deberes veraniegos insisten en que no deben ser iguales que los del curso escolar. En este sentido, no se debe cubrir nuevo material, sino repasar a grandes rasgos lo aprendido. Ya se sabe, un poco de matemáticas con algunas cuentas, leer todos los días un poquito…

Con el comienzo de educación primaria (a partir de los 6 años) los niños ya están preparados para acometer estas tareas, que deben ser livianas y adaptadas a las vacaciones. Pero el juego y el descanso también son necesarios para el correcto desarrollo integral de los niños. Y el verano es el periodo propicio para ello. Existen multitud de actividades de verano donde se sigue desarrollando el aprendizaje y que son amenas:

  • Campamentos de verano: en ellos, independientemente de las actividades que se desarrollen, el niño tendrá la oportunidad de mejorar su capacidad de relacionarse con los demás, es decir, de estimular sus habilidades sociales. Pero también se fomenta la autonomía por tener que vivir unos días separado de papá y mamá, y en consecuencia la seguridad y confianza. Si a todo esto le sumamos clases de idiomas, actividades deportivas, actividades multiaventura, talleres artísticos, etc… conseguimos una experiencia muy provechosa para nuestros hijos e hijas, a la par que divertida
  • Excursiones: ya sea a una montaña, a una granja, a una fábrica.. éste es uno de los métodos que no pasa de moda y siempre ha sido efectivo porque les enseña que fuera de las aulas también hay aprendizaje. ¡Y es que una excursión bien preparada puede marcar la diferencia!
  • Visitas a museos: los niños que van a museos presentan hasta un 20% más de pensamiento crítico que los que no asisten, además se vuelven más atentos y observadores, y les enseña la importancia de prestar atención a los detalles. Finalmente, sumado a todo esto, los niños que visitaron el museo tenían un 25% más de posibilidades de volver en una segunda oportunidad por iniciativa propia.
  • Redacción: aprender a escribir bien es importante de cara a mejorar la comunicación, pero también por muchos otros factores: favorece la inteligencia, ayuda a razonar, fomenta el aprendizaje y mejora el autoconcepto. Pero a los padres nos cuesta cada vez más que nuestros hijos escriban, especialmente si es mano. Por eso algunas de las actividades de verano que se proponen en estas fechas es la de animarlos escribir juntos un cuento o que redacten lo han hecho ese día/semana. 

Y por supuesto, dentro de las actividades de verano recomendadas no pueden faltar los libros de Editorial Dismes para alumnos con necesidades educativas especiales… que son una gran apuesta para reforzar lo aprendido y mantener el nivel escolar.